EUGENIO CASTELLOTTI

Eugenio nació el 10 de octubre de 1930 en Lodi, municipio de la región lombarda centro-meridional, Milán (Italia).
Fue el "árbitro de la elegancia" y el campeón de Italia en 1955 y 1956. Joven y rico, gozaba de gran popularidad por su forma de correr.
En 1950 decide competir y compra un Ferrari Sport 2000, elige seis carreras, entre las que figuraban las Mil Millas y la Vuelta a Portugal. En 1952 gana el Gran Premio de Portugal y se clasifica segundo en Fórmula 2 en Montecarlo.
En 1953 gana el Campeonato de Italia de Montaña, lo mismo que al año siguiente, en la categoría Sport. A finales del 53, Lancia le envía a México, con Fangio, Taruffi y Bonetto, Eugenio era el más joven, y se clasifica tercero en la Carrera Panamericana, lo que le permite correr en 1954 algunas pruebas del Mundial de Marcas, en Lancia. Pasa a la Fórmula 1 con Ascari y Villoresi, debutando en Argentina.

En 1955, en Pau llega segundo, también en Mónaco y en Bélgica, durante los entrenamientos marca un tiempo excepcional, delante de Fangio, Moss y Farina, aunque era la primera vez que corría en Spa.
Eugenio tuvo que retirarse por rotura de un engranaje del puente trasero. Al anunciar Lancia su retirada de las competiciones, pasa sus coches y pilotos a Ferrari y entre ellos a Castellotti. En el Gran Premio de Italia, los Lancia que habían pasado a Ferrari, por dificultades en los neumáticos, no se alinean en la salida. Eugenio no quiere quedarse en tierra y solicita, el más potente Lancia - Ferrari para defenderse de los Mercedes de Fangio y Moss. Pero le dan un modesto supersqualo; con el cual se clasifica tercero, tras los Mercedes de Fangio y Taruffi, confirmándose como el mejor piloto italiano.
En 1956 Fangio está en Ferrari tras la retirada de Mercedes. Eugenio y el argentino confraternizan y juntos ganan las 12 Horas de Sebring. En las Mil Millas, con él, participan Fangio, Collins, Musso y Gendebien, todos con Ferrari, así como Moss y Behra con Maserati. Estos dos pronto quedan fuera de carrera, continuando todos los pilotos de Ferrari, durante la última parte de la carrera, bajo la lluvia Eugenio pierde las gafas, pero llega en primera posición a Brescia, a 135 kmh de promedio. Cuando se lo dicen no se lo cree. En julio gana en Ruán, batiendo a Moss. En el Gran Premio de Francia, iba en cabeza, pero órdenes de su escudería le imponen que deje paso a Collins, que podía ganar el Mundial.
En 1957, en Argentina, los Ferrari de Fórmula 1 tienen problemas y no se clasifica.

En Italia, el 14 de marzo de 1957, poco antes de salir para Sebring, va a Módena a entrenar. Por causas inexplicables, pierde el control del coche y sufre un fatal accidente al salirse de la pista, mientras toma una doble curva a gran velocidad.
Eugenio debutó en la Fórmula 1, con un Lancia D50 oficial en 1955 en el IIIº Gran Premio de la Republica Argentina, un caluroso 16 de enero, en el Circuito de Buenos Aires (Perímetro 3912.4 m) la victoria fue para Fangio con su Mercedes W196.
Su último Gran Premio lo disputó con un Lancia D50A de la Scuderia Ferrari. Fue el Vº Gran Premio de la Republica Argentina, un soleado 13 de enero de 1957, en el circuito de Buenos Aires. La victoria volvió a ser para Fangio con un Maserati 250.
Durante tres temporadas disputó 14 Grandes Premios sin obtener ninguna victoria.
Fue segundo en dos ocasiones (Mónaco en 1955 y Francia en 1956), tercero, cuarto y quinto en uno. Obtuvo una pole position (Bélgica en 1955).
Su mejor clasificación en el mundial fue tercero en 1955. Obtuvo 19,5 puntos.
Sus escuderías de Fórmula 1 fueron: Lancia (1955 y 1956) y Ferrari (1957).
En Fórmula 1 sus clasificaciones y puntos fueron los siguientes: en 1955 fue tercero (doce puntos), en 1956 fue sexto (7,5) y en 1957 no obtuvo ningún punto.

EL ÁRBITRO DE LA ELEGANCIA
Entre su amplio vestuario figuraban doscientos pares de zapatos en perfecto orden de revista.
Eso al menos decían sus admiradoras. Su polo amarillo canario de carreras dicen que se cerraba con un botón en la entrepierna para que estando perfectamente tenso pudiese marca la curva de sus pectorales y su vientre plano.
Eugenio llegó a personificar la elegancia italiana hasta límites que parecía haber sido extraídos de una comedia italiana.
Hijo único, reverenciado por su “mamma”, heredero de un gran
latifundista, comenzó su carrera comprando Ferraris por sus propios medios, no obstante las puertas de la escudería, ante un cliente de su talento enseguida se flanquearon.
En la Scuderia encontró un tutor, Ascari, al que la muerte sorprendió en Monza mientras probaba el Ferrari 750 que iba a compartir con
Eugenio en 1955. Eugenio nunca llegó a superarlo: "Cuando cierro los ojos, oigo a Alberto dándome consejos...".
Su aire de dandy latino era transcendente.
Durante el vuelo que llevaba a los pilotos de la escudería a Argentina, a comienzos de 1957, Alfonso De Portago, Luigi Musso, Cesare Perdisa y los demás jugaban animadamente a las cartas.
Sólo faltaba Eugenio en esa partida de póker, que leía.
La mujer de su vida, Delia Scala, pseudónimo de Odette Bedogni (Bracciano, 25 de setiembre de 1929 – Livorno, 15 de enero de 2004), actriz, showgirl y bailarina italiana, le había dado un pequeño lote de cartas, y Eugenio respetaba su consigna: abrir una por hora.
Mantenían una relación tormentosa, pues Eugenio deseaba que Delia renunciase a su carrera de actriz.