KEN MILES
Kenneth Henry Miles "Teddy Teabag"
Ken nació el uno de noviembre de 1918 en Sutton (Gran Bretaña), aunque su nacionalidad era estadounidense.
Comenzó practicando el motociclismo en los años treinta. Combatió en la guerra como sargento de tanques y después se inició en el automovilismo con Bugatti, Alvis, Alfa Romeo y un Frazer Nash de motor Ford V8. Tras emigrar a California en 1951 como técnico del representante de MG y Lotus en Los Ángeles, obtuvo pronto una solida reputación al volante de un MG TD que trucó él mismo, un MG TF Special Flying Shingle, un Troutman Barnes Special y otros Triumph TR3, Lotus, Porsche, Ferrari y Maserati.
Ken fue un soberbio piloto de automóviles GT y sportprototipo,
“One of the finest Porsche drivers in the world”, en palabras de John Christy, y también uno de los más efectivos sobre los Shelby Cobra Ford, Ford GT40 ó Ford Mk ll, también fue un extraordinario mecánico, técnico, diseñador y piloto de pruebas.
Su primer, y único, intento de debut en el Mundial de Fórmula 1 se produjo en el Gran Premio de los EEUU, en el trazado neoyorquino de Watkins Glen, un soleado ocho de octubre de 1961, con un Lotus 18 Climax, que portaba el dorsal número 23, con el que lamentablemente no logró calificarse para disputar la carrera.
El vencedor fue Innes Ireland con un Lotus 21 - Climax.
En 1963 en los 500 Kilómetros de Bridgehampton (New York, 14 de septiembre) fue segundo tras obtener la pole position a los mandos de un Shelby Cobra de Vic Damone.
En 1964 acudió a Le Mans con Bob Holbert, y con un AC Shelby Cobra – Ford se vieron obligados a abandonar.
En 1965, venció en los 2000 kilómetros de Daytona con un Ford GT40.
En 1966, venció en las 24 horas de Daytona (Daytona, Miami, 6 de febrero) tras obtener la pole position teniendo como compañero a Lloyd Ruby, a los mandos de un Ford Mk II del Shelby American Inc,por delante de sus compañeros de escudería (Dan Gurney/Jerry Grant/Tom Payne).
Asimismo, ese mismo año obtuvo la victoria en las 12 horas de Sebring (Florida, 26 de marzo), con el mismo equipo, pero esta vez con un Ford X1.
En las 24 horas de Le Mans finalizó segundo formando pareja con el neozelandés Denny Hulme, a los mandos de un Ford Mk II del Shelby American Inc.
Ken falleció el 17 de agosto de 1966 en Riverside (California), tras sufrir un accidente durante unos entrenamientos con su Ford GT Mk.II, a los 47 años de edad.
LE MANS 1966
A un paso de la gloria: Ken Miles y las 24 horas de 1966.
De 1966 a 1969 el Ford GT40 dominó las 24 horas merced a la cabezonería y los dólares de Henry Ford II, el tesón de Carroll Shelby y a pilotos de la talla de Bruce McLaren y Jacky Ickx. No obstante en la cuneta quedaron un sinfín de colaboradores anónimos.
Entre los que el más destacado artificie es sin duda alguna Ken Miles.
Un piloto que en 1966, con 48 años de edad, cedió involuntariamente las 24 horas de Le Mans por tan sólo 20 metros.
Ken había contribuido decisivamente a convertir al GT en una máquina poderosa e imbatible en Le Mans. Ken, excombatiente de la Segunda Guerra Mundial, era un inglés amigo de Carroll Shelby.
En Estados Unidos mediados de la década de los cincuenta nacían carreras como las 12 horas de Sebring (1952). Ken había cumplido la treintena, tenía un hijo, y su bagaje era la mecánica asimilada entre tanques en la Segunda Guerra Mundial que le había permitido trabajar como jefe de mecánicos en International Motors, un concesionario de grandes marcas, como MG, Jaguar y Mercedes de Los Angeles.
Allí se amaba la competición, y entre su personal había jóvenes pilotos, como un jovencísimo Phil Hill. Ken era un afamado piloto en las pistas californianas, presidente del Automóvil Club y mentor del campeonato regional. Ken era toda una leyenda local admirado por los jóvenes pilotos.
Ken tenía una vertiente creativa que le llevó a ser el primero en adaptar un enorme propulsor Ford en un pequeño deportivo británico, un Sunbeam. Con el tiempo, su amigo Carroll Shelby haría lo propio convirtiéndose en leyenda gracias a sus Cobra.
Tras vencer en Le Mans con el Aston Martin del equipo John Wyer en 1959, Carroll Shelby fue víctima de un grave problema de corazón que le llevó a abandonar la competición para pasar a fundar una pequeña factoría de automóviles deportivos “a la europea”. Básicamente se trataba de instalar poderosos motores Ford en los ligeros AC ingleses, lo mismo que había hecho Ken con sus Sunbeam Tiger.
… y con Ford como proveedor de motores, las carreras de ambos se cruzaron, y Carroll fichó a Ken como director deportivo.
Por entonces, tras sentirse humillado por la negativa de Enzo Ferrari a venderle su Scuderia, Henry Ford II optó por emplear todos sus recursos financieros en intentar vencer en Le Mans con sus propios coches a los vermellos del "Commendatore".
El Capitulo Primero, en 1964 bajo la dirección de John Wyer y con el prometedor Bruce McLaren como piloto estrella, todo finalizó desastrosamente, mientras que una maquina estadounidense, el Shelby Cobra de Bob Bondurant y Dan Gurney con un propulsor Ford de 4'7 litros, finalizaba cerca del pódium, cuarto, por lo que en Ford decidieron que el tejano Carroll Shelby era el indicado para dar un vuelco a su objetivo de Le Mans, por lo que al finalizar el año los autos de Ford partieron hacia Texas en el que Ken sería el director del proyecto.
Evidentemente Ken fue el primero en ponerse al volante, y tras unas pocas vueltas al trazado de Riverside bajó decepcionado.
“Esto es un autentico fiasco” manifestó desolado, por lo que la misión se centró en deshacer la configuración de Wyer y partir desde cero.
Se hicieron cambios:
- el motor V8 255 (4'2 litros) pasó a ser el 289 (4'7 litros) y finalmente el masivo 427 (7,0 litros).
- lo frenos serian de disco más potentes
- ruedas traseras más anchas,
- nueva aerodinámica,
- mejor refrigeración...
Ken buscó una maquina más eficiente y manejable para un complejo trazado que alternaba curvas muy veloces con otras muy lentas, como es el circuito de la Sarthe en Le Mans, invirtiendo cientos de horas y vueltas en el trazado de Riverside.
Tras completar todas aquellas vueltas Ken comenzó a sentir que el GT era su criatura, haciendo de este proyecto su razón de existir.
Llegó el 28 de febrero de 1965, y con 47 años, el viejo Ken triunfaba en su primera gran competición internacional, los 2000 kilómetros de Daytona, compartiendo el volante con el hombre de Wichita Falls, Lloyd Ruby, dos lustros más joven.
Ambos pilotos lideraron un séquito de cuatro Ford GT (con Bob Bondurant y Richie Ginther terceros). Pero en junio les esperaban las 24 horas de Le Mans, donde la historia fue muy diferente a pesar de la expectación creada, la fiabilidad castigó a los GT y todos se retiraron antes de la noche. La pareja Ken Miles & Bruce McLaren caían al termino de la cuarta hora víctimas de la fragilidad de su caja de cambios.
Ferrari así sumaba su sexta victoria consecutiva. En esta ocasión se alzaban hasta lo más alto del pódium Masten Gregory y Jochen Rindt con un 250 LM, precediendo a los Ferrari de los franceses Pierre Dumay & Gustave ‘Taf’ Gosselin y los belgas Willy Mairesse & “Beurlys” (Jean Blaton).
Los defectos de juventud del coche y del equipo tenían que estar subsanados necesariamente para 1966.
Henry Ford II había enviado un mensaje a todos y cada uno de los ejecutivos implicados en el proyecto Le Mans con una escueta consigna: “Más os vale ganar”.
En la parrilla salida el propio Ford contemplaba los doce GT40, entre coches oficiales y privados, que esperaban partir.
Miles había repetido victoria en Daytona en mayo con Lloyd Ruby, y ahora formaba equipo con Denny Hulme partiendo desde la segunda posición. Ken realizó una mala salida pero pronto impuso un fuerte ritmo y antes del anochecer ya lideraba la prueba, cediéndola esporádicamente al Ford número 2 de Bruce McLaren / Chris Amon y al 3 de Dan Gurney / Jerry Grant que abandonarían a seis horas del final.
No cabía duda, los GT40 dominaban. Hasta entonces ningún propulsor V8 había vencido en Le Mans. Ningún automóvil americano había ganado en la carrera del circuito de la Sarthe. Sólo un hombre había ganado en Le Mans con 48 años, el milanés Luigi Chinetti en la edición de 1949. Estaba claro que el viejo Ken tenía una cita con la historia.
Eran las once de la mañana y el GT40 de Miles/Hulme aventajaba en una vuelta al de McLaren/Amon y casi quince al de Bucknum / Hutcherson.
Henri Ford había invertido ingentes cantidades de dinero, y tras ser humillado personalmente por el Commendatore por fin iba a tener su revancha sobre el asfalto, pero querían más. Necesitaban un desenlace digno de Hollywood. Y pergeñaron un final apoteósico: el coche de Miles/Hulme y el de McLaren/Amon debían pasar a la vez bajo la bandera a cuadros, lo que llevaría a que ambos coches se declarasen vencedores “ex-aequo”.
Se lo comunicaron a los pilotos que llevarían los coches a meta, Miles y McLaren en el último relevo. Ken se sentía vendido, tras haber convertido el fiasco de 1964 en una maquina vencedora. Pero Bruce McLaren, como primer piloto del proyecto GT estimaba que algo se le debía.
Aun así el bueno de Ken minoró la velocidad siguiendo las órdenes de equipo y dejando que bruce le alcanzase. No obstante a pocos minutos de finalizar los comisarios avisaron a los directivos de Ford de que un empate era de todo punto imposible, ya que si los automóviles entraban juntos el ganador sería el GT de McLaren, ya que había partido veinte metros más atrás en la parrilla de salida, y por ello habría completado una distancia superior en las 24 horas. Ironías del destino, nadie quiso comunicárselo a los pilotos hasta su paso bajo la bandera a cuadros.
A las cuatro de la tarde del 19 de junio de 1966 Henri Ford vio a tres GT40 cruzando la meta en formación. Bruce McLaren fue proclamado vencedor, y un atónito Ken, a sus 48 años de edad se quedaba a tan sólo veinte metros de un triunfo que tan solo cinco años antes era impensable.
Vencido por los injustos acontecimientos, el viejo Ken retornó a su anónimo trabajo como director deportivo de Carroll Shelby International mientras el joven Bruce McLaren entraba en la historia de la carrera más importante.
Todos pensaron que quizás en 1967 tendría una última oportunidad, pero a mediados de agosto, probando el prototipo de competición del Ford J en el trazado de Riverside, un problema mecánico nunca aclarado llevó a Ken a perder el control de su automóvil saliéndose de la pista a casi 200 kmh.
Ken falleció en el acto por lo que no habría más ocasiones en Le Mans.
Aunque su desaparición prácticamente pasó inadvertida en el mundo de la competición sus seguidores californianos lloraron amargamente su pérdida.
No obstante cuenta la leyenda que en 2003 algunos periódicos locales recogieron una noticia que otorga a Ken Miles un carácter legendario.
La noticia era la siguiente: En la “pequeña Escandinavia” de Wisconsin, estado del Medio Oeste de los EEUU vivía un octogenario casi en la indigencia que hacia llamarse Ken Miles.
El anciano en cuestión era conocido en su vecindario como un ex-piloto de competición, y se ganaba el sustento realizando reparaciones mecánicas, y según quienes conversaron con él, aseguraba haber sobrevivido al accidente del circuito de Riverside con importantes secuelas, y que los directivos de Ford le habían dado una gran cantidad de dinero para que se esfumase. Todos creían que este anciano no era más que un embaucador, aun así sus conocimientos de orden técnico, su apariencia física y los datos que aportaba sobre la biografía del verdadero Ken que en principio no podía conocer hacían dudar a quien se prestaba a escucharlo.
Quien sabe… quizás esta duda añade un poco de misterio y de magia al triste final que deparó la vida a tan gran piloto.