XXVII° Gran Premio d'Italia
Gran Premio d'Europa
Sir Stirling Crawford Moss de la escudería Officine Alfieri Maserati con su Maserati 250F - Maserati 250F1 L6 fue el vencedor del XXVIIº Gran Premio d'Italia, un lluvioso 2 de septiembre de 1956 en el Autodromo Nazionale di Monza, circuito permanente de Milán (50 vueltas x 10,0 kms = 500,0 kms).
Vigesimocuarta pole position de Juan Manuel Fangio, vigesimoquinta pole de la Scuderia Ferrari y vigesimoquinta de para Ferrari como motorista, al haber rodado en 2' 42,6'', a un promedio de 221,4 kmh.
En Monza, tierra de Maserati y Ferrari, se debía dilucidar el desenlace del título.
Tanto Juan Manuel Fangio, como Peter Collins, Jean Behra y Stirling Moss llegaron a Monza con opciones reales de hacerse con el Mundial de pilotos. Pero a pesar de que los dos pilotos de Ferrari parecían contar con ventaja, en el seno de la Scuderia no las tenían todas con ellos.
El malestar de Fangio con los de Maranello había ido en aumento por lo que exigió un mecánico con dedicación plena para este gran premio.
El escenario en carrera se vio aun más enrarecido, a lo que contribuía el inconveniente que suponía la excesiva degradación que sufrían los neumáticos de los Lancia-Ferrari en las exigentes curvas peraltadas del trazado de Monza. Aun así, Eugenio Castellotti y Luigi Musso decidieron calzar los neumáticos más blandos a fin de intentar así el asalto a la victoria en su Gran Premio.
El chueco, poleman, y Eugenio Castellotti fueron los referentes durante la calificación, pero al iniciarse la carrera los dos Ferrari con neumáticos más blandos se adelantan en la salida.
Pero como parecía lógico, tienen que detenerse para reemplazar los neumáticos en la quinta vuelta, y aun quedaba mucha carrera, que ahora era comandaba por un cuarteto compuesto por Moss, Fangio, Schell y Collins.
A pocas vueltas del final se rompe la barra de dirección del Ferrari de Fangio, por lo que la Scuderia llama a Musso para realizar un cambio de monoplaza, pero Luigi no se da por aludido y prosigue en pista en segunda posición con la intención de alcanzar al Maserati de Stirling Moss, por lo que a Fangio sólo le quedaba observar el desenlace desde los boxes, ya que el Ferrari de Alfonso de Portago estaba a cuatro vueltas de la cabeza y habría sido inútil el cambio, y la tercera posición de Peter Collins le otorgaba el título al británico.
Pero los grandes campeones no solo lo son por fuera, sino también por dentro. Fangio desde siempre se había hecho merecedor del respeto y la admiración de sus compañeros de escudería y en esta ocasión le tocó recoger los frutos de su grandeza.
Peter Collins aún debía realizar su última parada en boxes para cambiar neumáticos y cuando lo hizo vio allí a Fangio. Sin dudarlo y sin que nadie en la Scuderia se lo solicitara, se dirigió al argentino y le dijo: “Siga usted maestro, yo aun soy joven y tendré la oportunidad de luchar por otros campeonatos”. Este gesto le arrebató la posibilidad de proclamarse Campeón del Mundo, pero dijo de él mucho más que lo que podría haberlo hecho un título. Lamentablemente para Peter esa segunda oportunidad nunca llegó.
Fangio salió nuevamente a la pista en tercera posición, tras de Moss y Musso. Pero Luigi poco más tarde se retira y Stirling se queda sin combustible lejos de la posición de su equipo. No obstante el Maserati de Luigi Piotti acude a su rescate llevándole literalmente hasta la meta, donde su equipo consigue hacer el repostaje antes de que Fangio consiga rebasarle.
Esta segunda posición fue suficiente para que Juan Manuel Fangio obtuviese su cuarto título, que era el tercero consecutivo.
El "gentleman driver" Peter John Collins (35 vueltas) y el arrgentino Juan Manuel Fangio (15 vueltas) de la Scuderia Ferrari compartiendo el volante de un Ferrari D50 - Ferrari DS50 V8 coparon el segundo escalón del pódium.
El generoso acto del inglés, de ceder su volante al argentino en las últimas vueltas, supuso la renuncia por su parte a un título que podría limpiamente haber sido suyo.
El escoces Ron Flockhart como piloto de la escudería Connaught Engineering con su Connaught B - Alta GP L4 se alzó hasta el tercer escalón del pódium, aún después de finalizar a una vuelta del vencedor.
No pudieron alinearse en la parrilla de salida, por diversas razones, algunos pilotos inscritos.
Entre ellos se encontraban Archie Scott-Brown (Connaught B - Alta), Wolfgang von Trips que se había accidentado en los entrenamientos con su Ferrari D50, Louis Rosier (Maserati 250F privado), Horace Gould (Maserati 250F privado), ...
Clasificación:
- Stirling Moss con un Maserati 250F '2525' (2:23:41,3, a 208,787 kmh).
- Peter Collins/Juan Manuel Fangio con un Lancia-Ferrari D50 '0008' (a 5,7s).
- Ron Flockhart con un Connaught B-Type 'B7' (a una vuelta).
- Chico Godia-Sales con un Maserati 250F '2524' (a una vuelta).
- Liugi Musso con un Lancia-Ferrari D50 '0006' (a tres vueltas).
- Jack Fairman con un Connaught B-Type 'B5' (a tres vueltas).
- Luigi Piotti con un Maserati 250F '2519' (a tres vueltas).
- Emmanuel de Graffenried con un Maserati 250F '2511' (a cuatro vueltas).
- Juan Manuel Fangio & Eugenio Castellotti con un Lancia-Ferrari D50 '0010' (a cuatro vueltas).
- André Simon con un Gordini 16 '0035' (a cinco vueltas).
- Umberto Maglioli & Jean Behra con un Maserati 250F '2522' (a ocho vueltas).
- Gerino Gerini con un Maserati 250F '2515' (a ocho vueltas).
- Roy Salvadori con un Maserati 250F '2507' (a nueve vueltas).
Vuelta rápida: Stirling Moss con un Maserati (2 minutos 45.5 segundos, a 217,917 kmh, en el 47º giro).
Aquí Fangio obtuvo su cuarta corona, la única con Ferrari, y sin duda la que más le costó de las cinco obtenidas en la Fórmula 1. Todo ello tras un gesto quizás irrepetible en la historia de la alta competición.
Fangio había decidido abandonar el automovilismo al finalizar la temporada de 1955, acompañando una decisión de Mercedes
Juan Manuel quería retornar a su tierra, pero la obsesión de la Revolución Libertadora por fiscalizar sus cuentas y sus vínculos con el gobierno de Perón lo llevó a retornar a los circuitos.
Enzo Ferrari le ofreció un puesto en su Scuderia, no obstante la relación entre ambos fue siempre agria y controvertida.
En una temporada plagada de polémicas entre ambos en la que Juan Manuel llegó a sospechar de los mecánicos que Enzo le asignaba, los de Maranello enviaron a este Gran Premio, que cerraba el Mundial, seis monoplazas Lancia D50, para el argentino y sus compañeros Peter Collins, Luigi Musso, Eugenio Castellotti, Alfonso de Portago y el debutante Wolfgang Von Trips.
Los monoplazas sufrían en los peraltes como consecuencia de una partida defectuosa de brazos de dirección.
Tanto es así que el de Von Trips falló en entrenamientos y un accidente le impidió correr; a Castellotti le perjudicó en la novena vuelta, y a Fangio, en la decimoséptima.
Con ello a Juan Manuel se le escapaba el título.
No obstante, entonces estaba permitido que dos pilotos compartieran un mismo monoplaza, repartiéndose los puntos.
El bonaerense se mantuvo ansioso en los talleres de la Scuderia y, cuando Musso se detuvo para una inspección de sus neumáticos en el trigésimo giro, dio un paso al frente.
El italiano quería vencer ante los suyos e ignoró la orden, pero cuando, cuatro vueltas más tarde, al detenerse en los boxes, Peter Collins que con el abandono de Fangio tenía posibilidades de hacerse con el título vio a Juan Manuel, tomó la decisión más increíble: le ofreció su monoplaza para que siguiera, y este no dudó ni un solo instante.
En su sueño de victoria, Musso sufrió la mayor decepción a tres giros del final, ya que a su monoplaza se le quebraba... un brazo de dirección.
Pero hay estaba Stirling Moss, que gracias a una de las suyas, ganó.
Su Maserati se había detenido en las curvas de Lesmo con el tanque de combustible pinchado, sin fluido, pero su compañero Luigi Piotti lo había remolcado hasta talleres, donde el británico repostó.
… segundo fue Fangio, que se anotó los tres puntos que precisaba para consagrarse campeón. Moss nuevamente fue subcampeón y el noble caballero Collins fue tercero.
"Es demasiado pronto como para ser campeón del mundo", sostuvo tras la carrera el británico, que admiraba a Fangio.
"Mi deseo es disfrutar la vida y el automovilismo. Si hubiera sido campeón habría tenido que aceptar todas las obligaciones que conlleva el galardón. Y, de todos modos, ¡Fangio también lo merecía!", declaró finalmente a los medios de comunicación.