XIXº Grosser Preis von Deutschland
El bonaerense Juan Manuel Fangio de la escudería Officine Alfieri Maserati con su Maserati 250F - Maserati 250F1 fue el vencedor del XIXº Grosser Preis von Deutschland, el 4 de agosto de 1957 en el histórico trazado del circuito de Nürburgring (22 vueltas x 22,81 kms = 501,82 kms), tras partir desde la primera plaza de la parrilla de salida, escoltado por el Ferrari 801 de Mike Hawthorn.
Esta fue la vigesimocuarta y última victoria para Juan Manuel Fangio, que le permitió proclamarse, por quinta vez Campeón del Mundo de pilotos.
En esta ocasión, en el trazado situado en las proximidades del pueblo de Nürburg se celebró una de las mejores carreras de la historia de la Fórmula 1.
Juan Manuel Fangio fue el poleman al rodar en 9'25''6, no obstante su pugna con Ferrari se presagiaba como muy interesante, ya que los neumáticos Pirelli de los Maserati 250F de un compuesto más blando que los Englebert de los Ferrari 801, permitían un paso por curva más preciso que el de sus rivales rojos. No obstante obligaban a los monoplazas italianos a realizar al menos una parada adicional para reemplazar las ruedas desgastadas, mientras que los autos de Maranello podrían completar los 22 giros al infierno verde sin pasar por boxes. La estrategia del chueco pasaba por hacerse con una importante ventaja antes de realizar su parada.
Por su parte los Vanwall VW5 en Alemania no se encontraban a la altura de sus rivales, teniendo como punto débil en este exigente trazado la suspensión.
En la salida los Ferrari de Peter Collins y Mike Hawthorn se hacían con el liderazgo, pero como se esperaba en pocas curvas se produce el ataque del argentino. Mediada la prueba había logrado hasta seis vueltas rápidas y aventajaba a los monoplazas bermellos en 29 segundos. Aparentemente se estaban cumpliendo las previsiones hasta su parada en la decimotercera vuelta. No obstante el cambio de neumáticos que debía realizarse en medio minuto se alarga casi hasta el minuto y medio, y cuando el de Maserati retorna a la pista contaba con una desventaja de cincuenta segundos respecto a Collins y Hawthorn.
A diez vueltas de finalizar la prueba el bonaerense pilota como si no hubiera un mañana, sumiendo riesgos como jamás lo había hecho, recortado cinco segundos por vuelta, batiendo incluso el tiempo marcado por él mismo al realizar la pole position.
El público alemán se volcó una vez más con el argentino, y éste les recompensó con una alarde de conducción, no carente de riesgos en uno de los trazados más difíciles y peligrosos en que se disputan pruebas puntuables para el Mundial.
Al final de la inmensa recta antes de acceder a la meta, todos los pilotos minoraba su marcha a 240 kmh a fin de no perder contacto con la pista en el cambio de rasante, que precede a la curva amplia. Todos a excepción de Juan Manuel que pisaba el pedal a fondo, volando literalmente. Tanto es así, que el piloto de Maserati confesó haber pasado dos días sin dormir tras la carrera reviviendo aquellos vuelos rasantes.
Llegó a establecer la vuelta rápida en 9' 17''4, casi nueve segundos más rápido que el registro con el que obtuvo la pole.
Los monoplazas de Maranello eran cada vez más visibles para el de Maserati y a dos giros del final superaba al primer británico, a Peter Collins, poco después llegaba hasta el otro, Mike Hawthorn, lanzándose al interior de una curva arrebatándole la primera posición.
Tras finalizar la prueba Mike manifestó: “Era impensable el contenerlo, si no me hubiese apartado, me hubiese pasado por encima”. El británico en ningún momento tiró la toalla, pero cruzó la línea de meta a 3,1'' del “Maestro”.
Finalmente tras los 22 giros había obtenido la vuelta rápida en diez ocasiones, dejando grabada, el cerebral campeón, en los anales de la historia una mixtura de genialidad y locura.
Posteriormente confesó que jamás había pilotado tan rápido y que nunca volvería a asumir tales riesgos.
Con este cuarto triunfo de la temporada, obtuvo matemáticamente el título. El quinto de su trayectoria y el cuarto consecutivo.