IXº Gran Premio di San Marino
IX Gran Premio Kronenbourg di San Marino
El brasileño Ayrton Senna da Silva piloto de la escudería Honda Marlboro McLaren con su McLaren MP4/5 - Honda RA109E V10 fue el vencedor del IXº Gran Premio di San Marino, un soleado domingo 23 de abril de 1989 en el Autodromo Internazionale Enzo e Dino Ferrari, circuito permanente de Imola (58 vueltas x 5,04 kms = 292,32 kilómetros), tras partir desde la primera plaza de la parrilla de salida, escoltado por su compañero Alain Prost.
Trigesimoprimera pole position de Ayrton, 42ª pole de la escudería McLaren como constructor y 38ª de la factoría nipona Honda como proveedor de unidades de potencia, al haber rodado en 1 minuto 26 segundos 1 centésima, a un promedio de 210,95 kmh.
Ayrton mantuvo su privilegiada posición a lo largo de toda la prueba, con la Alain Prost, en todo momento, a la zaga del piloto brasileño.
El sienés Alessandro Nannini piloto de la escudería italobritánica Benetton Formula Ltd con su Benetton B188 - Ford Cosworth DFR V8, tras partir desde la séptima plaza de la parrilla de salida, ascendió hasta el tercer escalón del pódium sanmarinés. Este fue el primer pódium de una brillante temporada de Alex que culminó con su victoria en Suzuka. Mientras su compañero, el prometedor Johnny Herbert, finalizaba en undécima posición.
El piloto austriaco Gerhard Berger sufrió un terrible accidente a alta velocidad. Su Ferrari 640 colisionó contra el muro en la curva de Tamburello a cerca de 290 kmh y con una carga de combustible casi completa se incendió, dejándole inconsciente con quemaduras en sus manos. Sus lesiones lo mantuvieron apartado de la competición en la siguiente carrera en Mónaco, y normalmente lo habrían mantenido apartado de la competición durante más tiempo, pero al poder realizar los cambios de marcha sin que sus manos abandonaran el volante, pudo regresar en México, solo dos carreras después de su accidente.
Berger y el jefe del equipo, Cesare Fiorio, le manifestaron a la prensa en México que si el "640" no hubiera estado equipado con la revolucionaria caja de cambios de John Barnard, las lesiones del austriaco no le hubieran permitido retornar a la competición tan pronto.
En la tercera vuelta, Gerhard Berger pilotaba como un poseso por encima de los pianos intentando adelantar a Ricardo Patrese luchando por la cuarta posición.
Llegó entonces a Tamburello y siguió recto.
...“Intenté girar, pero nada, intenté frenar…y nada. Me dije “Mierda, encógete para el impacto y reza lo que sepas…”
Gerhard se estrelló directamente contra el muro con una contundencia que dejó impctados a todos, incluso a los comisarios.
Tras diversos impactos, el chasis se partió por la parte derecha desintegrándose.
SAl desprenderse la carroceria el cuerpo del austriaco quedó visible, mientras que los mas de 190 litros de combustible se derramaban, por lo que nada más detenerse, el "640" empezaba a arder dramáticamente. Las llamas eran de tal magnitud que superaban la altura de una valla publicitaria adyacente, por lo que los tifosi subidos en lo alto de la misma se veían obligados a arrojarse al río Santerno.
Solo catorce segundos después del impacto los bomberos del CEA, los profesionales encargados de la seguridad de la carrera corrieron hacia el lugar del accidente al ver al monoplaza colisionando contra el muro, cuando el Ferrari aún no había entrado en combustión.
Siendo su velocidad de reflejos, así como su entrenamiento cruciales en aquella dramática experiencia.